Más de 49.000 en Brasil participan Misa de acción de gracias por la primera santa del país

Más de 49.000 participaron de la Misa de acción de gracias, en el estadio Fonte Nova Arena en Salvador, por la canonización de santa Dulce de los pobres, la primera santa brasileña, el domingo 20 de octubre. El arzobispo de Salvador, Murilo Krieger, indicó en la homilía que "hay una causa mayor que nos trae aquí: la Santísima Trinidad, fuente de toda santidad, fuente de su santidad" y que es aquí donde "debemos alabar y agradecer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo por el regalo que nos dio, con la canonización que Brasil acompañó".

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

FUE CANONIZADA POR FRANCISCO EL 13 DE OCTUBRE.

Taciane Barros/Arquidiocese de Salvador.

Más de 49.000 participaron de la Misa de acción de gracias, en el estadio Fonte Nova Arena en Salvador, por la canonización de santa Dulce de los pobres, la primera santa brasileña, el domingo 20 de octubre. Francisco declaró santa a la hermana Dulce, en una ceremonia que presidió en el Vaticano la semana anterior. Antes de la celebración eucarística se presentó el espectáculo teatral 'Imperio de amor' sobre la vida de Santa Dulce de los pobres. 

El arzobispo de Salvador, Murilo Krieger, indicó en la homilía que "hay una causa mayor que nos trae aquí: la Santísima Trinidad, fuente de toda santidad, fuente de su santidad" y que es aquí donde "debemos alabar y agradecer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo por el regalo que nos dio, con la canonización que Brasil acompañó". "Me imagino su timidez cuando vivía en Salvador, cuando escuchó a alguien llamarla 'El buen ángel de Bahía'. Pero lo hiciste: un ángel que pasó por las calles de esta ciudad, que dio la bienvenida a los enfermos y abandonados y que ayudó a muchos a descubrir el significado de la palabra 'dignidad'", reflexionó.

Krieger destacó la importancia que la religiosa dio a la vida de oración, dado que iba a menudo "a la Iglesia a pedirle fuerzas a Dios, a menudo visito el Santísimo Sacramento en la capilla de nuestro hospital". "El secreto es la oración. Si no hacemos de la vida una oración continua, es difícil soportar las dificultades. El segundo secreto de su fidelidad a Dios y a la Iglesia estaba en su amor por la Palabra de Dios. Si tenemos esta disposición y confianza en la Divina Providencia, descubriremos que al colocar a Dios en el centro de nuestras vidas y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos, el mundo mejorará y no atravesaremos esta tierra en vano", indicó.