Francisco: «Sin negar y repudiar el daño causado por algunos hermanos, sería injusto no reconocer a tantos sacerdotes que entregan todo lo que son y tienen por el bien de los demás»
El Pontífice precisó que "son innumerables los sacerdotes que hacen de su vida una obra de misericordia en regiones tantas veces inhóspitas, alejadas o abandonadas incluso a riesgo de la propia vida". Indicó que "los tiempos de purificación eclesial que vivimos nos harán más alegres y sencillos y serán, en un futuro no lejano, muy fecundos". "¡No nos desanimemos! El Señor está purificando a su Esposa y nos está convirtiendo a todos a Sí", sostuvo el Papa.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Vatican News.
EN EL 160 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DEL SANTO CURA DE ARS.
Daniel Ibañez/CNA.
Francisco afirmó que "sin negar y repudiar el daño causado por algunos hermanos nuestros sería injusto no reconocer a tantos sacerdotes que, de manera constante y honesta, entregan todo lo que son y tienen por el bien de los demás", en la carta que envió a los presbíteros de todo el mundo, en el 160 aniversario de la muerte de san Juan Bautista María Vianney, conocido como santo Cura de Ars, patrono de los párrocos, el domingo 4 de agosto.
El Papa destacó que ellos "tantas veces, de manera desapercibida y sacrificada, en el cansancio o la fatiga, la enfermedad o la desolación, asumen la misión como servicio a Dios y a su gente". "En estos últimos tiempos oímos con mayor claridad el grito, tantas veces silencioso y silenciado, de hermanos nuestros, víctimas de abuso de poder, conciencia y sexual por parte de ministros ordenados", aseveró, al reconocer al mismo tiempo que "son innumerables los sacerdotes que hacen de su vida una obra de misericordia en regiones tantas veces inhóspitas, alejadas o abandonadas incluso a riesgo de la propia vida".
Indicó que "los tiempos de purificación eclesial que vivimos nos harán más alegres y sencillos y serán, en un futuro no lejano, muy fecundos". "¡No nos desanimemos! El Señor está purificando a su Esposa y nos está convirtiendo a todos a Sí. Gracias por el testimonio de perseverancia. Gracias, por celebrar diariamente la Eucaristía y apacentar con misericordia en el sacramento de la reconciliación, sin rigorismos ni laxismos, haciéndose cargo de las personas y acompañándolas en el camino de conversión. ¡Cuánto bien hace el ejemplo de un sacerdote que se acerca y no le huye a las heridas de sus hermanos!", sostuvo el obispo de Roma.