Revista de la Arquidiócesis de Santiago de Chile trata a fondo el drama del aborto

La revista 'Encuentro' recoge el testimonio del inmenso dolor de Sonia Bastías, de 64 años, que abortó dos veces. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Iglesia de Santiago.

ANTE PROYECTO DE LEY ABORTISTA.

Luego del anuncio de la presidente de Chile, Michelle Bachelet, sobre el proyecto de ley para despenalizar el aborto, que incluye la práctica a menores de 14 años, hubo división en el país trasandino, dado que afecta a los valores fundamentales de la dignidad humana. Ante ello, se dieron a conocer muchas historias sobre las consecuencias de esa práctica. Uno de los casos es el de Sonia Bastías, quién abortó dos veces y da testimonio de su inmenso dolor.

Bastías tiene 64 años. Es profesora y está casada. Tiene 3 hijos vivos y 5 fallecidos. Su primer aborto fue a los 21. Quedó embarazada de mellizos de su novio, que era separado. Cuando se lo comunicó, él no se hizo cargo y decidió volver con su familia. “Tuve miedo. Fui hija natural y no quería que mis hijos pasaran por lo mismo que yo. Le pedí ayuda a una compañera de liceo que había abortado hace unos años. Fue una experiencia tan traumática que la encapsulé y la guardé”, sostuvo. Después de una etapa de mucho dolor, conoció a su actual marido, de nacionalidad ecuatoriana. Se casó, se mudó a Guayaquil y quedó embarazada nuevamente, pero involuntariamente lo perdió. Esto sucedió en una segunda oportunidad hasta que nacieron sus dos primeros hijos tras embarazos complicados y cesáreas complejas. Cuando quedó embarazada por tercera vez con presión alta, su médico la increpó y le preguntó si se quería morir. Con su marido quedaron choqueados. Una amiga les recomendó una clínica donde abortaban mediante una máquina succionadora. “Cuando salimos del lugar no hablamos del tema, cada uno vivió el duelo por su lado. El peso que se carga en la conciencia es enorme y no tiene que ver con creer o no en Dios. Cuando uno toma una mala decisión se culpa. Imagínate si esa decisión atañe a otra persona que vive dentro tuyo. Cuando salí del hospital me preguntaba dónde fue a parar mi hijo y qué hubiese sucedido si lo hubiera tenido”, confesó la profesora.

Tras esta experiencia se dedicó a trabajar para esconder su depresión. Sus hijos fueron criados por su madre y una niñera. Llegó a tanto su desvinculación con la familia que decidió separarse. Pero luego se reconcilió y quedó nuevamente embarazada. “Solo le pedí a Dios escuchar su llanto. Cuando lo oí no supe más de mí”. Esa tercera hija también fue criada por su madre, mientras ella seguía en una profunda depresión. En 2010, de vuelta en Chile, le pidieron unos exámenes de rutina para ingresar a un trabajo y una radiografía mostró un tumor de 5 centímetros cerca del pulmón. Días antes visitó la Basílica de Lourdes y le pidió a la Virgen que la “sanara del cuerpo y del alma”. Cuando se preparaba para entrar a cirugía sintió el olor al pabellón y recordó por primera vez el aborto de sus mellizos a los 21 años. Tras la operación el doctor le dijo que había tenido suerte, porque su tumor estaba encapsulado. Al escuchar esta palabra, comenzó a llorar. Recordó el aborto de sus mellizos, ese momento “tan traumático que encapsuló y guardó”. Desde ese día comenzó a sanarse, pero esos abortos que se practicó la acompañaran de por vida.