Obispo Frassia: «Es necesario que Cristo vuelva a ocupar el lugar central en nuestra ciudadanía argentina»

El obispo de Avellaneda-Lanús, Rubén Frassia, ratificó su deseo de "que Cristo vuelva a ocupar el lugar central y primordial en nuestra vida como creyentes, como personas, como cristianos, como familia, como comunidad". "La presencia de Cristo tiene que tallar más fuertemente en nuestra vida. Si él está más presente es alegría, fuerza, fuente de entusiasmo, de trabajo, de compromiso y de convicciones", reflexionó. 

Autor: Andrea Morán. / Fuente: Redacción VenL.

EN LA SOLEMNIDAD DE CORPUS CHRISTI.

El obispo de Avellaneda-Lanús, Rubén Frassia, presidió la Misa central en la Solemnidad del Corpus Christi, el pasado 17 de junio en el predio Abremate de la Universidad Nacional de Lanús. Durante su homilía recordó a los fieles que "cada vez que nosotros celebramos la Eucaristía estamos haciendo presente el sacrificio redentor del amor del Jesucristo; por eso no hay que olvidarse nunca lo que significa".

"Un pueblo llega a su madurez cuando es capaz de adorar a Dios. Y nosotros adoramos a Dios en la Eucaristía. Él está totalmente presente y quien lo come, quien lo bebe, quien lo recibe tiene la vida eterna, tiene el apetito de lo eterno, de lo absoluto, que ninguna otra criatura puede colmar. Dios nos da la vida eterna, nos perdona los pecados, que no son pocos, y nos ayuda a que participemos de esa comunión con Él, comunión con el Hijo, comunión con el Padre, y esa comunión es el Espíritu Santo: el amor de Dios que nos prometió y que cumple y va a estar siempre con nosotros hasta el final de los tiempos. La vida eterna ha entrado en esta vida sórdida, declive y frágil de lo que es nuestra humanidad. Cuando entra Cristo en nuestra vida se disipan las tinieblas de la oscuridad y del pecado y lo que significa la frialdad de la indiferencia y el no amor", sostuvo Frassia.

El prelado exhortó a los fieles que "es necesario que Cristo vuelva a ocupar el lugar en nuestra ciudadanía argentina". "Es necesario que nos demos cuenta que si nosotros somos creyentes tenemos que obrar en consecuencia. Y esta fuerza que Dios nos da también nos hace vivir en comunión fraterna con los demás, respetándolos, cuidándolos y sobre todo protegiéndolos con algo que nosotros tenemos que hacer: no quitarle la verdad a nadie. ¡Ay si nosotros volviéramos a Cristo Eucaristía! ¡Cómo nuestro país, cómo nuestra nación sería distinta! Las palabras estarían corroboradas y sostenidas por la verdad. Y es importante tener, como cristianos y como ciudadanos, pasión por la verdad, para que realmente vivamos en serio y no una dicotomía", indicó. 

Finalmente, ratificó su deseo de "que Cristo vuelva a ocupar el lugar central y primordial en nuestra vida como creyentes, como personas, como cristianos, como familia, como comunidad". "La presencia de Cristo, el Señor de la vida y el Señor de la historia tiene que tallar más fuertemente en nuestra vida. Y si él está más presente, no sólo es bálsamo sino también es alegría, es fuerza, fuente de entusiasmo, de trabajo, de compromiso y de convicciones. Todos nosotros que somos creyentes tenemos que obrar con convencimiento. Sin un encuentro con Él ¿saben lo que queda? el vacío existencial. La eucaristía hace a la Iglesia. Y la Iglesia hace a la Eucaristía. Seamos concientes del don tremendo y extraordinario, inédito y original que Dios nos ha querido dar por medio de Cristo. Cristo está presente en la Eucaristía. A tanto amor no tenemos excusa: amemos. Si Dios está hay fuerza, podemos cumplir con la misión", reflexionó.