Identifican la ‘lanzada’ al cadáver que fue envuelto en la Sábana Santa y el Sudario de Oviedo
La investigación confirmó que las prendas envolvieron a la misma persona. "Las manchas de sangre en las que hemos trabajado siempre han estado ahí, pero nadie las había estudiado, y son las únicas de esas características. Hasta el momento se habían atribuido a marcas ocasionadas por heridas de flagelación", indicó Alfonso Sánchez, director del estudio e investigador de la Universidad Católica San Antonio de Murcia.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: UCAM.
CONCUERDA CON EL EVANGELIO DE JUAN.
La investigación sobre el Sudario de Oviedo y la Síndone de Turín reafirmaron que ambas prendas envolvieron a la misma persona, y que además ésta, cuando ya era cadáver y estando en posición vertical, sufrió una herida penetrante que le atravesaría el hemitórax derecho con entrada por el quinto espacio intercostal y salida por el cuarto, próxima a la columna vertebral y la escápula derecha, que dejaron marcas de coágulos de sangre y de líquido pleuro-pericárdico en ambas prendas.
Los estudios están dirigidos por Alfonso Sánchez, investigador de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), que es médico forense del Instituto de Medicina Legal de Murcia y asesor científico del Centro de Internacional de Sindonología de Turín. Sánchez argumentó que la 'lanzada' al cadáver que fue envuelto en la Sábana Santa y el Sudario de Oviedo concordó con lo reflejado en el Evangelio de Juan, que en el Capítulo 19, Versículos 33-34. "Pero cuando llegaron a Jesús, como vieron que ya estaba muerto, no le quebraron las piernas; pero uno de los soldados le traspasó el costado con una lanza, y al momento salió sangre y agua", indica las Sagradas Escrituras.
"Las manchas de sangre en las que hemos trabajado siempre han estado ahí, pero nadie las había estudiado, y son las únicas de esas características. Hasta el momento se habían atribuido a marcas ocasionadas por heridas de flagelación", indicó Sánchez. El estudio médico-forense afirmó que "especialmente la aurícula derecha del corazón, en cadáveres de personas que han sufrido una larga agonía, con mucha frecuencia presentan grandes coágulos de sangre, muy similares a los que formaron la mancha del costado de la Síndone de Turín".