Cardenal Amato beatifica a los mártires de Nembra, asesinados por odio a la fe

El prefecto de la Congregación por las Causas de los Santos, Angelo Amato, indicó que la Iglesia recuerda al sacerdote Genaro Fueyo, y los laicos Antonio González, Isidro Fernández y Segundo Alonso "no por un sentimiento de venganza hacia los perseguidores", sino porque "respondieron a sus asesinos con el perdón, convirtiéndose así en héroes de auténtica humanidad".

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Radio Vaticana y La Voz de Asturias.

DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.

El cardenal y prefecto de la Congregación por las Causas de los Santos, Angelo Amato, presidió, el 8 de octubre pasado, en la catedral de Oviedo, la ceremonia de beatificación del sacerdote Genaro Fueyo, y los laicos Antonio González, Isidro Fernández y Segundo Alonso, conocidos como los mártires de Nembra, asesinados por odio a la fe, durante la persecución religiosa de la Guerra Civil Española, entre 1936 y 1937. 

Amato afirmó que la década de los 30 fue "sacudida por la tormenta ideológica marxista, que provocó innumerables víctimas". "Durante ese periodo, fue prohibida la enseñanza religiosa en la escuelas públicas y fue retirado el Crucifijo y se confiscaron los inmuebles eclesiásticos además de dictarse leyes contra la institución familiar en lo que constituyó una tiranía feroz a favor del ateísmo social. La finalidad de la persecución era la anulación de la Iglesia Católica, exterminando a sacerdotes, religiosos y fieles y profanando, quemando y destruyendo todo", indicó. 

"¿Por qué no cancelamos esta página negra de la historia española?¿Por qué la Iglesia evoca aún aquél período de la matanza de seres inocentes? Contra el riesgo real de la desaparición de aquel suceso sangriento, la Iglesia reclama, no por un sentimiento de venganza y de odio hacia los perseguidores de entonces, sino por un justo deseo de recuerdo. Si se olvida el pasado, estamos condenados a repetirlo", aseveró. El prelado indicó que los recuerdan porque "matados por odio a la fe, respondieron a sus asesinos con el perdón, convirtiéndose así en héroes de auténtica humanidad y vencedores inermes de una diabólica y ciega violencia".