Cardenal O’Malley: «Nuestro miedo a la cruz es lo que nos hace católicos mediocres»
El arzobispo de Boston indicó que como el santo fraile capuchino "no debemos gloriarnos de nada, sino en la cruz de Jesucristo por el cual el mundo fue crucificado para nosotros y nosotros para el mundo". "El Padre Pío es como la Madre Teresa de Calcuta, la otra gran estrella del Jubileo de la Misericordia. Ambos santos se dedicaron al Santísimo Sacramento, al Rosario, la meditación y la oración", destacó.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.
TRAS LA VISITA DE LA RELIQUIA DEL PADRE PÍO A ESTADOS UNIDOS.
El cardenal y arzobispo de Boston, Sean O'Malley, aseveró que "nuestro miedo a la cruz es lo que nos hace católicos mediocres", y que "como el Padre Pío, no debemos gloriarnos de nada, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo por el cual el mundo fue crucificado para nosotros y nosotros para el mundo", durante la Misa, en la Catedral Holy Cross, en el evento final de la visita de la reliquia del santo fraile capuchino a esta ciudad, el 23 de septiembre pasado.
"El Padre Pío es como la Madre Teresa de Calcuta, la otra gran estrella del Jubileo de la Misericordia. Pío de Pietrelcina fue un hombre del pueblo, él no era muy habilidoso o sofisticado. Fue un simple fraile que fue transformado por el amor de Dios. Si pudiéramos reducir su vocación a su esencia podríamos señalar dos pilares de su vida: la oración y la misericordia", reflexionó, al sostener que en ambos santos "vislumbramos el rostro de Dios", dado que "se dedicaron al Santísimo Sacramento, al Rosario, la meditación y la oración, lo que les dio la energía ilimitada para servir a los más pobres".
O'Malley recordó también que el santo de los estigmas proponía cinco elementos a quienes lo buscaban para la dirección espiritual: confesión semanal, comunión diaria, lectura espiritual, meditación y examen de conciencia. "Pidamos que el ejemplo de su oración y misericordia, sean el antídoto para los muros que el mundo de hoy erige en frente nuestro. Las personas no tienen tiempo para la oración, para las obras de misericordia, y vean ustedes el desastre que es el mundo sin ambas. Nosotros debemos imitar a este hombre que amó tanto a Dios y a sus semejantes, para que podamos ser verdaderos discípulos que no le teman a la cruz", aseguró.