Cardenal Sarah: «Queridos hermanos en el sacerdocio, nunca jamás olviden el día de su ordenación»

El prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Robert Sarah, destacó que el sacerdote es "ante todo un ministro de la Santa Eucaristía, un hombre reservado para el ministerio litúrgico", por lo que "deben vivir la liturgia en cada momento del sacerdocio y evadir la tentación de convertirse en funcionarios cuyo deber litúrgico se transforme en rutina, situación que representa un grave peligro para su vocación". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Gaudium Press.

"OREN EL OFICIO DIVINO LITÚRGICAMENTE".

El cardenal y prefecto de la Congregación para el Culto Divino, Robert Sarah, pidió a los sacerdotes que "nunca jamás olviden el día de su ordenación sacerdotal sin importar qué pruebas vengan, sin importar que tan imposibles desafíos puedan enfrentar", al tomar como punto de referencia la fecha su ordenación sacerdotal, 20 de julio de 1969, al sostener que cada día desde entonces le recuerda que "incluso en momentos de peligro o sufrimiento, ha sido una gracia y un singular privilegio ser un sacerdote de Jesucristo". 

Sarah afirmó que "uno no puede ser verdaderamente cristiano sin participar en la vida litúrgica del culto de la Iglesia, en el corazón de la cual está el Sacrificio Eucarístico", lo que implica que el sacerdote es "ante todo un ministro de la Santa Eucaristía, un hombre reservado para el ministerio litúrgico". El prelado sostuvo que los presbíteros deben estar adecuadamente formados en la liturgia para poder formar a los fieles. "Deben vivir la liturgia cada día y en cada momento del sacerdocio y evadir la tentación de convertirse en funcionarios cuyo deber litúrgico se transforme en rutina, situación que representa un grave peligro para su vocación", indicó.  

"Tan frecuente como sea posible, oren el Oficio Divino litúrgicamente, y recuerden que el Oficio no es un texto para ser leído, sino un rito para ser celebrado", enfatizó. Al recordar al sacerdote francés Jacques Hamel, martirizado por yihadistas, sostuvo el hecho de que celebrara la Eucaristía en el momento de su muerte es "un ejemplo de fidelidad y una consumación de los 58 años de sacerdocio del presbítero que debe inspirar a mantener la perseverancia en el culto divino hasta el final".