Entrevista de archivo al Dr. Lenin De Janon Quevedo

En el programa radial de VenL emitido el 18 de noviembre de 2015 entrevistamos al Doctor Lenin De Janon Quevedo, médico de la Unidad de Terapia intensiva del Hospital Santojanni, magister en Ética Biomédica por el Instituto de Bioética de la Pontificia Universidad Católica Argentina, especialista en Medicina crítica, docente e investigador del Instituto de Bioética, sobre la cultura del descarte.

Autor: VenL. / Fuente: Redacción VenL.

ARCHIVOS VENL.

La cultura del descarte. Problemas más acuciantes en la última etapa de la vida humana

Si uno lo mira rápidamente, o si uno se guía por lo que a veces los medios de comunicación plantean, podría reducir esta situación a problemas asociados a la eutanasia, el suicidio asistido, es decir cómo finalizar la vida. Pero los problemas al final de la vida humana no pueden ser vistos solamente desde esa mirada reducida. No voy a decir el problema, sino los puntos vulnerables. En el momento de la vida, cuando se está extinguiendo la vida de una persona, es cómo se van tomando las decisiones. A mi manera de ver, ese es el punto donde pueden existir cuestionamientos o son extremadamente sensibles, en lo cual uno tiene que estar muy pendiente de todos los detalles, de las decisiones, y que una decisión con buena intención puede en sí terminar en algo que sea contraproducente o en algún ilícito desde el punto de vista moral. Así que yo lo que plantearía es cómo se van tomando las decisiones. Y en primer lugar uno tiene que considerar que las tomas de decisiones en el final de la vida, esta relación médico – paciente que uno plantea a veces que existe, ya no es así al final de la vida. Ya hay que alertar a todo el equipo de salud, porque el médico solo no puede encarar esta situación de extrema sensibilidad para la persona, como el final de sus días y además del otro lado no sólo está el paciente, sino la familia y a veces hasta la comunidad, porque hemos visto casos en donde han sido públicos donde se mete la comunidad y todos opinan. Se lleva el debate hasta a los medios de comunicación, siempre tratados desde una óptica parcial, una óptica extremadamente inmediatista que lamentablemente no es la mejor manera de tratar. Entonces esta diada médico – paciente, ya se transforma en algo que es mucho más grande. Y se deben de tomar las decisiones desde un diálogo permanente, pero el diálogo tiene que ser entendiendo, el profesional de la salud, que el otro es uno exactamente igual a uno, pero con la fragilidad de que se están acabando sus días. Las decisiones tienen ser tomadas permanentemente en diálogo y entendiendo que él (el paciente) está poniendo en nuestras manos toda esa confianza para que nosotros aliviemos el padecer. Ese es el punto fundamental. Otro punto es interpretar a la persona. La persona es un fin en sí mismo, por ende sus deseos son acciones, porque los seres humanos nos vamos permanentemente con nuestras acciones, rehaciendo. Esto también tiene que considerarse. Entonces el ser humano…, al ser un fin en sí mismo, requiere de medios que hay que proporcionárselos, que tienen que ser adecuados… De ahí viene una serie de relaciones que van y vienen, de intercambio de opiniones. Eso es lo más importante: que la toma de decisiones tiene que ser permanentemente conversada. Cambia un poquito esta lógica de tomar la decisión donde el médico siempre está haciendo la propuesta. Acá ya la propuesta del médico incluso no puede ser sin considerar al paciente y a la familia. Es más, incluso hasta el paciente y la familia pueden participar en la toma de estas propuestas que tienen que ver con el final de la vida. ¿Qué es lo que le plantea a la persona en el final de la vida? Fundamentalmente tiene ciertas condiciones, como por ejemplo el miedo, la pérdida del control de ciertas actividades, como pueden ser algún dolor, como pueden ser que van perdiendo funcionalidades ante situaciones que no solamente y acá me gustaría hacer un paréntesis, no solamente tienen que ser irreversibles, incurables y tenerlas todas al mismo tiempo, sino que además deben tener otras condiciones como pueden ser la pérdida de la vida a cortísimo plazo, el incremento de la necesidad de cuidados, la complejidad de los cuidados, la progresividad de una enfermedad que limite la vida. No solamente debe de reducirse a estos tres adjetivos, que es cómo las leyes tratan de describir este momento. En estas situaciones que el ser humano va enfrentando y que esto desde luego lo enfrenta con algo de miedo, con el temor de perder el control con esto que se llama un … por las enfermedades, porque las enfermedades realmente llevan a quemar al paciente y está cansado de esta situación, ahí se debe ir comenzando a tejer esta relación en donde el paciente o el enfermo, vamos a llamarlo así, o la persona que enfrenta esta situación, también va participando y proponiendo cosas y la conclusión se hace desde los dos. Acá hay que diferenciar dos aspectos: uno, lo que son los procedimientos meramente asistenciales y otros, que son ofrecimientos que no tienen que ver con el procedimiento asistencial, no son procedimientos médicos, que tienen que ver con lo que un ser humano le puede ofrecer al otro, no porque es un médico o es un profesional de la salud, sino porque es un humano ofreciéndole a otro humano algo, que tiene que ver con el derecho que al otro le corresponde desde su condición de ser humano: que yo le dé un poco de líquidos, que yo le dé de beber, le dé de comer, que yo lo cambie, que yo lo asista, que me ocupe de su limpieza, que lo estimule con el afecto, con una música, con la conversación. Eso no es un procedimiento médico. Eso tiene que estar por fuera y sobre ahí eso es lo que nosotros tenemos que tratar de hacer énfasis. Y los procedimientos médicos sí realizarlos desde el criterio de lo proporcional y ordinario, pero no desde estos otros que son más bien asistencia humanitaria. Esos deben ser siempre ofrecidos, no nos podemos negar a ofrecérselos y esos procedimientos se guían de otro principio. El uno se guía… En el caso de los procedimientos médicos, como pueden ser cirugías, estudios invasivos, cierta medicación, procedimientos de reanimación, por ej. hemodiálisis. Estos se guían por el procedimiento de proporcionalidad ordinarios. En el caso de esta asistencia humanitaria no tiene que ver con eso. En todo caso hay que procurar y no dañar que es el principio fundamental de la asistencia en salud.

Panorama de la legislación vigente en cuestiones de salud

Toda esta asistencia se puede ofrecer a través de lo que se llaman los cuidados paliativos. Lo que pasa es que nuestra sociedad desde luego que siempre se debate el tema de la autonomía, de la posibilidad de yo decidir sobre todos mis actos. En esta sociedad existe un concepto de autonomía que es una autonomía absoluta. Yo puedo decidir sobre todos mis actos, inclusive puedo decidir qué hacer con mi vida, porque ahí vería un dominio absoluto del cuerpo humano, de la vida humana, cosa que en la realidad no es así. Hay muchas cosas que nosotros no podemos dominar; no podemos querer o no querer si nos enfermamos de algo o no. no hay un dominio absoluto sobre el cuerpo, es un dominio en todo caso parcial. Y la autonomía humana puede hacer cualquier cosa. Puede acabar con la vida. El tema es que está mal el acabar con la vida. Esa es otra discusión. El tema de la eutanasia o el suicidio asistido siempre están parados en la autonomía de la persona, que la persona en ese ejercicio de su autonomía inclusive acabar con la vida, pero siempre queda la pregunta: si es que la autonomía es producto de un ser humano que vive, porque una persona muerta, un cadáver, no es autónomo. Si la autonomía es producto de la persona viva, consecuencia del estar vivo. Entonces ya vendría ahí una pregunta que es más bien filosófica: ¿puede un sucesor ir en contra de su predecesor? O mejor dicho: ¿puede un sucesor ir en contra de quien lo engendró, que es el predecesor? Y esa es la respuesta. Desde luego que el caso de la autonomía parado desde la visión de la vida, no va a decir sí puede hacer cualquier cosa. Parado desde una visión más integral, en donde el ser humano no está puesto en la vida sin nada, sino que tiene un sentido determinado, desde luego que uno cometería un ilícito moral el desconocimiento de su predecesor o el desconocimiento de su origen o el desconocimiento o la negación desde uno parte. Y eso sería en el caso de negar la vida o procurar desaparecer la vida. Todo esto se puede resolver si uno ayuda al paciente desde los cuidados paliativos y trata de ir iluminando todas estas situaciones, como pueden ser el dolor, los miedos, verse en la imposibilidad de tener ciertos funcionamientos. En la  Argentina la eutanasia por ley está prohibida. Esa famosa ley, que se llama de muerte digna, y el Código Civil, recientemente entrado en vigencia, son muy claros en eso; consideran que todas maniobras eutanásicas están por fuera de la ley. Lo que pasa es que no tenemos una definición de eutanasia, entonces ahí uno puede plantearse, da cabida a que el profesional de la salud, o la familia del paciente, hagan una interpretación personal sobre esto. Fundamentalmente están basadas en dos interpretaciones. Como por ej. en Holanda o en Bélgica, en donde es producir la muerte a pedido de la persona, a pedido del paciente, y otra que es que el resto de Europa lo interpreta, que es la acción que conlleva a la muerte para tratar de aliviar algún dolor. En el uno…, el pedido del paciente exime el ilícito moral del profesional de acabar con la vida. En el otro caso no. Siempre hay un ilícito, más allá de que el paciente lo que pida, la responsabilidad es del actor, el que produce la finalización de la vida, que en el sistema penal argentino jurídico argentino, sería la interpretación que tendríamos que tomar. Si uno ve que el paciente está dentro de esa integralidad que es la persona humana, que no solamente es una estructura o un ente biológico, que se requiere de un ente biológico para existir porque la forma en la que existen los seres humanos siempre es corpórea, necesitamos de esta corporeidad, pero este ser humano, desde ese ente biológico a su vez es un ente psíquico, es un ente social, espiritual. Si uno interpreta al ser humano desde esta integralidad, la persona que enfrenta la finalización de su vida la va a enfrentar desde todos estos aspectos también: desde una idea de lo trascendente, desde una idea de lo que deja, incluso, y acá la trascendencia no solamente estamos hablando de una interpretación religiosa porque la trascendencia es una característica humana, que no necesariamente tiene que tener una interpretación religiosa. Puede tener una interpretación espiritual, porque la espiritualidad es un rasgo humano, más allá de que se ejerza a través de la religiosidad o no, pero la trascendencia puede ser humana, y eso es lo que la gente tiene que entender. Cuando una persona enfrenta esta realidad de finalizar su vida sin toda esta integración, sin el soporte no solamente biológico asistencial que le calme los dolores, o que le permita sobrellevar estos síntomas severos o persistentes que se presentan en el final de la vida, sino que también tenga un soporte psíquico, que tenga un soporte social y un soporte desde la idea de la trascendencia, va a encarar de otra manera, va a encarar de otra forma. Si no tiene eso, ve que su vida, no hablo ya de su momento de muerte, sino su vida toda ha carecido de sentido.