I Congreso Internacional de Educación Católica: «El docente debe testimoniar los valores cristianos y ser coherente»

El sacerdote dominico Ademar Ventura sostuvo que un docente católico debe ser "competente, cualificado, rico en humanidad". La secretaria general de la Confederación Interamericana de Educación Católica, Alba Arreaga, pidió "dejar de ser maestros, padres y estudiantes 'light', sin compromiso", dado que "se sueña con una educación sin miedo, que debe portar la mejor noticia, la palabra de Dios". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Gaudium Press e Iglesia Viva.

"SE NECESITA UNA GRAN ALIANZA DE PADRES, EDUCADORES Y DIRECTIVOS".

El I Congreso Internacional de Educación Católica para el siglo XXI se realizó en la Arquidiócesis de Cochabamba, en Bolivia, del 1 al 3 de julio pasado, donde 800 educadores reflexionaron sobre el papel de la escuela católica hoy en Hispanoamérica desde las diversas propuestas educativas eclesiales. El sacerdote dominico y encargado de la conferencia inaugural, Ademar Ventura, destacó que el docente católico debe ser "capaz de enunciar y testimoniar los valores cristianos, y ser coherente".

El presbítero se refirió a las cualidades que debe tener un "docente católico: competente, cualificado, rico en humanidad, capaz de estar en medio de los jóvenes con estilo pedagógico, capaz de promover el crecimiento humano y espiritual de los jóvenes, capaz de ofrecer calidad en la enseñanza". "Es necesario fortalecer tres valores: educación, deporte y cultura; la escuela debe ser el puente educativo que debe armonizar la humanidad con la sociedad", sostuvo Ventura. La religiosa y secretaria general de la Confederación Interamericana de Educación Católica, Alba Arreaga, afirmó que la educación católica tiene varios desafíos. 

"Debemos dejar de ser maestros, padres de familia y estudiantes 'light', sin compromiso con ellos mismos y con la comunidad. La educación católica necesita de una gran alianza entre padres de familia, educadores y directivos no sólo en conocimiento sino en participación. Se sueña con una educación sin miedo, puesto que debe portar la mejor noticia, la palabra de Dios. La educación tiene que ser fuente de esperanza y vida", exhortó Arreaga, e instó al compromiso de crear centros educativos de calidad, los cuales deben buscar el desarrollo personal e integral de todos; una calidad que "esté enmarcada en una clara identidad cristiana que involucre al conjunto de la comunidad educativa".