Recolocarán crucifijos y símbolos religiosos en los tribunales del sur de Brasil

El Consejo Nacional de Justicia aseguró que "la presencia de Crucifijo o símbolos religiosos en un tribunal no excluye o disminuye la garantía de los que practican otras creencias, tampoco afecta al Estado laico, porque no induce a ningún individuo a adoptar cualquier tipo de religión, como tampoco hiere el derecho de quien quiera que sea". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Gaudium Press.

FUERON RETIRADOS EN 2012.

El Consejo Nacional de Justicia (CNJ), que tiene como relator al consejero Emmanoel Campelo, afirmó que recolocarán crucifijos y símbolos religiosos en los predios de los tribunales del estado de Río Grande del Sur, puesto que "la presencia de Crucifijo o símbolos religiosos en un tribunal no excluye o disminuye la garantía de los que practican otras creencias, tampoco afecta al Estado laico, porque no induce a ningún individuo a adoptar cualquier tipo de religión, como tampoco hiere el derecho de quien quiera que sea", tras cuatro años de la decisión determinada por el Consejo de la Magistratura del Tribunal de Justicia (TJ-RS). 

Campelo aseguró que "los símbolos religiosos son también símbolos culturales", dado que "el crucifijo es un símbolo simultáneamente religioso y cultural, que representa uno de los pilares de la civilización occidental". Además, la propia Constitución de 1988 trae en su preámbulo la expresión: "Promulgamos, bajo la protección de Dios, la siguiente Constitución de la República Federativa del Brasil". Es por ello, que el consejero indicó que "los símbolos religiosos pueden componer las salas del Poder Judicial, sin herir la libertad religiosa, y que no se puede imponer su retirada de todos los tribunales, indiscriminadamente". En febrero de 2012, fue protocolado un requerimiento para retirada del crucifijo y símbolos religiosos de los predios de la Justicia en el estado brasileño, con la cual se procedió un mes después. 

En ese momento, el arzobispo de Puerto Alegre, Dadeus Grings, aseveró que la retirada de los crucifijos implicaba una disminución de nuestros valores sociales, debuido a que "nuestros símbolos más sagrados resaltaban la búsqueda de la paz social, la fraternidad universal, el amor incondicional, la salvación que viene de Dios, la honestidad que garantiza la contextura social y la fe en lo transcendente para garantizar perennidad a la vida humana". "La Cruz para nosotros, así como para gran parte de la humanidad, incluso fuera del cristianismo, sintetiza la dimensión transcendente del amor a Dios con la dimensión inmanente del amor al prójimo. No se debe olvidar que el modo de vivir de una sociedad no es determinado por una minoría, ni puede ser por ella obstaculizado, si no se quiere configurar una dictadura y suprimir la democracia", argumentó el ahora prelado emérito.