Arzobispado de Pamplona denuncia que una mafia rumana extorsionaba con blasfemias a sacerdotes

El Arzobispado de Pamplona denunció que una mafia de "gitanos de etnia rumana", con amenazas de muerte, violencia física y verbal, y manipulación de fotos, extorsionaron a sacerdotes y descapitalizaron cinco parroquias, durante dos años. Hace cinco meses, la Diócesis se enteró de la situación. Varios presbíteros "al borde del colapso" pidieron que los cambiaran de iglesia porque "no podían más". Actualmente, forman a sus párrocos para que conozcan recursos con los que defenderse.

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: El Español.

"O ME DAS DINERO O DIRÉ QUE ERES PEDÓFILO".

El Arzobispado de Pamplona, a cargo del prelado Francisco Pérez González, denunció que una mafia de rumanos con con amenazas de muerte, violencia física y verbal, y manipulación de fotografías descapitalizaron cinco parroquias locales, aunque varios miembros del clero confirmaron que fueron muchas más. Hace cinco meses, la Diócesis se enteró de la situación, luego de que varios sacerdotes "al borde del colapso" pidieron que los cambiaran de iglesia porque "no podían más", tras soportar dos años de violencia. Finalmente, realizaron la denuncia a la Policía y hay cuatro detenidos a los que se les imputan los delitos de extorsión y pertenencia a banda criminal. "Ya no me atrevo a quedarme solo. Tengo miedo. Se acuestan en las esquinas y nos siguen. Saben dónde vivimos. Cuando llego a casa, pongo el cerrojo corriendo. Nunca cedí al chantaje, pero la violencia y los insultos no cesan. Es un auténtico calvario. En cuanto te niegas, empiezan a gritar y a blasfemar", recordó un sacerdote. 

"Me dicen cosas como: 'tú, con culo de niño', 'tú, con mujeres en cama'. Se metían en los despachos, robaban alimentos. Un día estaba en el confesionario y entró una mujer. Se desnudó. Me pidieron dinero. Al negarme, me dijeron que mostrarían fotografías de aquella estampa para que pareciera que yo la había seducido", relató el párroco, que vendió su coche porque los mafiosos sabían cuál era y le dijeron que no dudarían en perseguirlo. Los delincuentes incluso se escondían en los tubos de ventilación. El Arzobispado de Pamplona, poco después de que la Diócesis conociera los testimonios de varios de sus miembros, instó a los presbíteros, a través del vicario judicial, a que denunciasen a la Policía porque sin ese paso era imposible frenar la extorsión. "Las Fuerzas de Seguridad del Estado no pueden actuar si no hay una denuncia. Se prohíbe dar dinero. Además de ante Dios, se responderá ante el arzobispo por negligencia. Mucho cuidado con estas visitas. Siempre que os reunáis con alguien, procurad que haya personas presentes. Si habéis sido objeto de extorsión, poneros en contacto conmigo mismo o con el arzobispo. No penséis que podéis resolverlo solos", sostuvo en la carta enviada a los sacerdotes, que terminó con una cita del evangelio según San Mateo: "Seamos astutos como serpientes y sencillos como palomas". El responsable de relaciones institucionales del Arzobispado de Pamplona, José Luis Morrás describió la situación que calificó de "una película de terror". "Los sacerdotes afectados iban dando dinero pensando que así todo se acabaría. Creyeron en esa solución pasajera. Fuimos enterándonos poco a poco, pero no percibimos la magnitud del asunto hasta que cuatro compañeros se presentaron en el Arzobispado diciendo que no podían más y pidiendo que se les cambiara de parroquia. Hablamos de mucho dinero perdido. Es muy difícil de calcular porque cada centro tiene su colecta y sus fondos. Todavía no lo sabemos. Pero lo que sí que puedo decirle es que hay varias iglesias descapitalizadas y esquilmadas", denunció. 

Sobre la mafia que realizó las extorciones, Morrás indicó que "casi todos son gitanos de etnia rumana". "Al principio, piden para comer. Luego, para el recibo del piso. Hasta que acaban reclamándolo todo. Conocen bien la ciudad y los puntos donde más pueden recaudar. Han elegido los curas más mayores. Forman una organización criminal y nosotros no estábamos preparados para luchar contra ellas. Ha habido agresiones físicas. Un sacristán acabó en urgencias. Recopilaban datos personales, sabían dónde vivían los extorsionados. Hay quienes han tenido que vender bienes de su familia para poder cumplir lo que les pedían. Les amenazaron de muerte", afirmó. Asimismo, el sacerdote Cabodevilla, tras sufrir varios intentos de extorsión, recordó a sus feligreses el peligro de la limosna. "Existen organizaciones como Caritas que estudian los perfiles y las necesidades. Para ayudar también hay que ser inteligente. En la pobreza existen los mismos 'jeta' que en la riqueza, como mínimo. Son profesionales de la mendicidad. Primero, intentan tocarte el corazón. En cuanto te niegas, te montan el lío. Si caes una vez, estás perdido. Ya no paran. Son violentos y tramposos; a un compañero mío le gritan pedófilo cuando está oficiando; él sabe que es mentira, pero algo puede quedar de todo eso ¿Se lo creerá alguno de los asistentes?", aseveró Cabodevilla. Actualmente, la Diócesis de Navarra forma a sus párrocos para que conozcan recursos con los que defenderse. El 18 de mayo convocó a más de 100 sacerdotes en el seminario de Pamplona para que recibieran una charla de la Policía y la Guardia Civil.