Francisco visitó por sorpresa la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica

El Santo Padre insistió en la necesidad de transparencia para continuar con las reformas. También reiteró la conveniencia de la ayuda de profesionales externos. El cardenal Pell continuará en su responsabilidad de Prefecto de la Economía hasta la conclusión de su nombramiento, en febrero de 2019.

Autor: VenL. / Fuente: Vatican Insider.

Y DESPUÉS LA SECRETARÍA PARA LA ECONOMÍA.

El pasado 26 de abril, la Santa Sede, con una nota cuyas palabras parecían sopesadas una a una, trató de disminuir el tono de la polémica, asegurando que la suspensión del contrato para la revisión general de los balances vaticanos encomendada a la PricewaterhouseCoopers no representa ninguna resistencia a la obra de transparencia financiera, que, por el contrario, sigue siendo un objetivo en el camino de las reformas ya emprendidas.

El comunicado de la sala de prensa de la Santa Sede indicaba el deseo de que se creara un clima sereno y de colaboración entre las instituciones involucradas y la necesidad de examinar el contrato. Pero el cardenal George Pell, Prefecto de la Secretaría para la Economía y firmante del contrato (en calidad de manager of the Holy See) continuó la polémica dos días después, el 28 de abril parecía no creer en lo que afirmaba la nota vaticana y expresó, por primera vez y en primera persona, la sospecha de que la suspensión del contrato con PwC se debía a motivos inconfesables."Es interesante notar —dice el comunicado que difundieron los colaboradores de Pell en algunos medios católicos de Australia— que las llamadas ‘preocupaciones’ sobre la revisión de PwC y el contrato fueron planteadas sólo cuando los revisores comenzaron a pedir ciertas informaciones financieras y nos encontramos en dificultades para obtener respuestas".

Por lo tanto, el purpurado australiano, con sus colaboradores más cercanos, parece no dar crédito a las afirmaciones del comunicado de la Santa Sede e insiste en sus sospechas, mismas que han sido amplificadas por muchos medios de comunicación (principalmente anglosajones), de que detrás de la suspensión no hay problemas relacionados con las cláusulas del contrato o con lo que prevén los nuevos estatutos de los organismos económicos vaticanos, sino una verdadera voluntad de oponerse a la transparencia. Es una acusación muy fuerte, que provocará nuevas tensiones en este enfrentamiento interno y que reforzará la idea de que se está librando una batalla entre Pell y la Secretaría para la Economía por un lado, y la Secretaría de Estado, la APSA y, en general, la Curia italiana por otro.En el comunicado del purpurado australiano se habla también de la visita que sorpresivamente hizo el Papa el pasado 28 de abril por la mañana a las oficinas de la APSA (primero) y de la Secretaría para la Economía (después). Una de las cuestiones que surgieron fue la existencia de dos categorías dentro del Vaticano: la de los que acaban de llegar, que reciben salarios muy elevados y que trabajan para la Santa Sede y, al mismo tiempo, colaboran con empresas externas, y el personal asumido en el pasado, que recibe salarios mucho más bajos para llevar a cabo las mismas tareas. Una situación que ya había afrontado Papa Francisco en la carta del 14 de octubre del año pasado al Secretario de Estado Pietro Parolin.

 

Artículo completo de Andrea Tornielli.