Francisco: «En el sacrificio de la cruz, Jesús presenta el pecado del mundo a la misericordia del Padre»

El Pontífice aseguró que "no debemos temer de reconocernos pecadores, confesarnos pecadores, porque todo pecado ha sido llevado por el Hijo en la cruz", y que cuando lo confesamos arrepentidos "confiando en Él, estamos seguros de ser perdonados", en la catequesis de los miércoles en la Plaza de San Pedro. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

"¡EL PECADO DE TODOS!".

Francisco sostuvo que "en el sacrificio de la cruz, Jesús presenta el pecado del mundo a la misericordia del Padre", al reflexionar el 6 de abril, en la catequesis de los miércoles en la Plaza de San Pedro, sobre cómo Jesús llevó a su pleno cumplimiento la misericordia en el Nuevo Testamento, con "un amor que alcanza su culmen en el Sacrificio de la Cruz", dado que mientras "está por morir inocente por nosotros pecadores, Él suplica al padre: 'Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen'". 

"Es en la cruz que Jesús presenta a la misericordia del Padre el pecado del mundo: ¡el pecado de todos! Mis pecados, tus pecados, los pecados. Es ahí, en la cruz, que Él los presenta. Y con ella todos nuestros pecados son borrados. Nada ni nadie queda excluido de esta oración sacrificial de Jesús. Esto significa que no debemos temer en reconocernos y confesarnos pecadores. Pero, cuantas veces nosotros decimos: 'Éste es un pecador, éste ha hecho esto, aquello' y juzgamos a los demás. ¿Y tú? Cada uno de nosotros debería preguntarse: 'si éste es un pecador. ¿Y yo?'. Todos somos pecadores, pero todos somos perdonados: todos tenemos la posibilidad de recibir este perdón que es la misericordia de Dios", afirmó el Papa.

El Pontífice aseguró que "no debemos temer de reconocernos pecadores, confesarnos pecadores, porque todo pecado ha sido llevado por el Hijo en la cruz", y que cuando lo confesamos arrepentidos "confiando en Él, estamos seguros de ser perdonados". "¡El sacramento de la Reconciliación hace actual para cada uno la fuerza del perdón que brota de la Cruz y renueva en nuestra vida la gracia de la misericordia que Jesús nos ha traído! No debemos temer nuestras miserias: no debemos temer a nuestras miserias. Cada uno de nosotros tiene las suyas. La potencia del amor del Crucificado no conoce obstáculos y no se acaba jamás. Y esta misericordia borra nuestras miserias", enfatizó.