Cardenal Sarr: «Los africanos no van a admitir los dictados occidentales para que acepten el matrimonio gay»

El arzobispo emérito de Dakar, Théodore Adrien Sarr, aseveró que "vivimos en un planeta en el que el mundo occidental, y especialmente los norteamericanos, actúan como si tuviesen que pensar por todos los demás, como si tuvieran que decidir por el resto del mundo".

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Actuall.

"NO PUEDEN DECIDIR POR EL RESTO DEL MUNDO".

El cardenal y arzobispo emérito de Dakar, Théodore Adrien Sarr, aseveró que "los africanos no van a admitir los dictados occidentales para que acepten la homosexualidad y el 'matrimonio gay'", al negar que el continente de mayor crecimiento demográfico acepte implantar criterios occidentales sobre el gaymonio y la ideología de género, que pretenden socavar las raíces cristianas de nuestra civilización. 

"Vivimos en un planeta en el que el mundo occidental, y especialmente los norteamericanos, actúan como si tuviesen que pensar por todos los demás, como si tuvieran que decidir por el resto del mundo", advirtió el ex presidente de la Conferencia Regional de África Occidental, que se reunió recientemente en su plenaria 'Pero nos negamos, no podéis decidir por el resto del mundo'. Asimismo, el prelado senegalés indicó que "Occidente está perdiendo la fe y que, en consecuencia, aceptará cualquier cosa". 

Sarr reiteró que "África tiene su propia cultura, sus propias tradiciones, y por tanto tenemos que evitar las diferentes limitaciones del mundo occidental", al advertir que los países del continente deber esforzarse por no permitir el adoctrinamiento para aceptar las uniones homosexuales, al tiempo que recordó que la Iglesia en ningún caso "condena a la personas que son homosexuales". Además, el purpurado aseguró que son las sociedades africanas y sus Estados los que deben hacer la ofensiva constante frente a las imposiciones para aceptar la cultura de la muerte, como ocurrió en Kenia, Mozambique, Malawi y Marruecos, quienes fueron recientemente presionados por gobiernos europeos, ONGs y organizaciones abortistas.