Francisco: «Sólo Jesús nos salva de los lazos del pecado y de la muerte»

El Papa recordó que "el apóstol Pablo, en la segunda lectura, sintetiza con dos verbos el recorrido de la redención: 'se despojó' y 'se humilló' a sí mismo", dos verbos que "nos dicen hasta qué extremo ha llegado el amor de Dios por nosotros", en la Misa donde celebraron también la XXXI Jornada Mundial de la Juventud "que tendrá su culmen a finales de julio con el gran encuentro mundial en Cracovia". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Radio Vaticana.

HOMILÍA DEL DOMINGO DE RAMOS.

Francisco afirmó que si "nada pudo detener el entusiasmo por la entrada de Jesús; que nada nos impida encontrar en él la fuente de nuestra alegría, de la alegría auténtica, que permanece y da paz; porque sólo Jesús nos salva de los lazos del pecado, de la muerte, del miedo y de la tristeza", en la homilía del Domingo de Ramos, celebración con la que iniciamos la Semana Santa, en la Plaza de San Pedro, el 20 de marzo, en coincidencia con la XXXI Jornada Mundial de la Juventud "que tendrá su culmen a finales de julio con el gran encuentro mundial en Cracovia". 

"El Señor no nos ha salvado con una entrada triunfal o mediante milagros poderosos. El apóstol Pablo, en la segunda lectura, sintetiza con dos verbos el recorrido de la redención: 'se despojó' y 'se humilló' a sí mismo (Fil 2,7.8). Estos dos verbos nos dicen hasta qué extremo ha llegado el amor de Dios por nosotros. Jesús se despojó de sí mismo: renunció a la gloria de Hijo de Dios y se convirtió en Hijo del hombre, para ser en todo solidario con nosotros pecadores, él que no conoce el pecado. Pero no solamente esto: ha vivido entre nosotros en una 'condición de esclavo' (v. 7): no de rey, ni de príncipe, sino de esclavo. Se humilló y el abismo de su humillación, que la Semana Santa nos muestra, parece no tener fondo", sostuvo el Papa. 

El Pontífice aseguró que "si el misterio del mal es abismal, infinita es la realidad del Amor que lo ha atravesado, llegando hasta el sepulcro y los infiernos, asumiendo todo nuestro dolor para redimirlo, llevando luz donde hay tinieblas, vida donde hay muerte, amor donde hay odio". "Nos puede parecer muy lejano a nosotros el modo de actuar de Dios, que se ha humillado por nosotros, mientras a nosotros nos parece difícil incluso olvidarnos un poco de nosotros mismos. Él viene a salvarnos; y nosotros estamos llamados a elegir su camino: el camino del servicio, de la donación, del olvido de uno mismo. Podemos encaminarnos por este camino deteniéndonos durante estos días a mirar el Crucifijo, es la 'catedra de Dios'", reflexionó.