«Cada vez que los bombardeos se hacen pesados nos arrodillamos delante del Santísimo expuesto»

La monja Serena, quien reveló la misiva de las Misioneras de la Caridad, destacó que "por aquel amor y corazón de madre que tenían, las hermanas en Yemen no podían abandonar a los pobres que amaban y en los cuales se identificaban", y que ellas "querían compartir sus alegrías y sufrimientos y permanecer con ellos hasta el final". 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

CARTA DE RELIGIOSAS ANTES DEL MARTIRIO.

La prensa italiana difundió, dos semanas después del asesinato de Judith, Margarita, Reginette y Anselm, las 4 Misioneras de la Caridad en Aden, una de las cartas enviadas por las religiosas que datan de junio de 2015, cuando el conflicto en Yemen había estallado, donde comparten su preocupación por los ancianos del albergue y cuentan que con "abandono total" se postraban ante el Señor en el Santísimo Sacramento cuando había bombardeos. El país musulmán, ubicado en el sur de la península arábiga, sufre desde hace un año un conflicto entre la guerrilla chií de los hutíes y el gobierno suni, apoyado por una coalición que encabeza por Arabia Saudí. Según la ONU, los enfrentamientos dejaron más de 6.000 muertos.

"Cada vez que los bombardeos se hacen pesados nos arrodillamos delante del Santísimo expuesto, implorando a Jesús misericordioso que nos proteja y también a nuestros pobres, y conceda la paz a esta nación. No nos cansamos de llamar al corazón de Dios confiando que habrá un final a todo esto. Mientras la guerra continúa nos encontramos calculando cuánta comida podrá ser suficiente. Los bombardeos continúan, los disparos son de todos lados y tenemos harina solo para hoy. ¿Cómo haremos para saciar mañana a nuestros pobres? Con confianza amorosa y abandono total, nosotras cinco corremos hacia nuestra casa de acogida, también cuando el bombardeo es fuerte", reveló la monja Serena en una entrevista con el canal de la Conferencia Episcopal Italiana TV2000, al relatar la carta enviada a sus hermanas en Roma. 

La religiosa destacó que "por aquel amor y corazón de madre que tenían, las hermanas en Yemen no podían abandonar a los pobres que amaban y en los cuales se identificaban", y que ellas "querían compartir sus alegrías y sufrimientos y permanecer con ellos hasta el final". "Nos refugiamos a veces bajo los árboles pensando que esta es la mano de Dios que nos protege. Y después corremos de nuevo velozmente para alcanzar a nuestros pobres que nos esperan serenos. Son muchos ancianos, algunos no ven, otros con discapacidad física o mental. Rápido iniciamos nuestro trabajo limpiando, lavando, cocinando, utilizando los últimos sacos de harina y las últimas botellas de aceite, precisamente como la historia del Profeta Elías y la viuda. Cuando los bombardeos son pesados, nos escondemos debajo de las escaleras, las cinco siempre unidas. Vivimos juntas, morimos junto con Jesús, María y nuestra Madre", aseguró que se lee en la misiva.