100 personas se refugian en catedral de Costa de Marfil ante ataque terrorista

El presbítero de la Catedral del Sagrado Corazón de Grand-Bassam, Armand Zanou, sostuvo que "mientras el ruido de los disparos se intensificaba, aumentaba el número de los que buscaban refugio en la catedral". "Los militares comenzaron a romper las ventanas de la catedral para hacer entrar a la población civil. Por lo que fui corriendo para conducir a los civiles al interior", aseguró Zanou. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Fides.

PÁRROCO NARRA LO ACONTECIDO.

El párroco de la Catedral del Sagrado Corazón de Grand-Bassam, Armand Zanou, sostuvo que "el Sagrado Corazón de Jesús nos ha protegido, a nosotros y a los cientos de personas que se han refugiado en nuestra parroquia, la iglesia más antigua de Costa de Marfil, que se encuentra cerca de las playas que han sido atacadas" por un grupo de terroristas, que asesinó a 16 personas, el 13 de marzo pasado. Los refugiados en la catedral eran los feligreses que participaban en las actividades, la primera ola de turistas que escaparon de los terroristas, y el segundo grupo de turistas compuesto por los rehenes liberados por las fuerzas especiales, entre los que "había varios niños".

"Acabábamos de comenzar una procesión fuera de nuestra iglesia alrededor del mediodía. A eso de las 13 oímos los primeros disparos de armas de fuego y poco después vimos varias personas huir de la playa y que venían hacia nosotros. Les preguntamos qué estaba sucediendo y dijeron que unos hombres armados estaban disparando a la gente. Mientras el ruido de los disparos se intensificaba, aumentaba el número de los que buscaban refugio en la catedral. Más tarde, casi una hora después, llegaron las fuerzas especiales militares que traían con ellos a unos cincuenta rehenes que habían liberado de los complejos atacados. Y se quedaron para protegernos hasta que fue seguro", aseguró Zanou.

Asimismo, el presbítero indicó que por "desgracia, la catedral ha sufrido algunos daños por el asunto". "Los disparos de los terroristas, seguidos por el enfrentamiento con el ejército duraron unos 45 minutos, tal vez una hora. El tiroteo fue muy violento. Todas las personas refugiadas en el presbiterio de la iglesia estaban tumbadas por el suelo, porque el tiroteo estaba muy cerca de nosotros. Puesto que la iglesia estaba cerrada, porque yo había decidido utilizar el presbiterio como refugio los militares comenzaron a romper las ventanas para hacer entrar a la población civil. Por lo que fui corriendo para conducir a los civiles al interior. El ejército nos protegió hasta el final de la emergencia".