Primer ministro de Italia y escritores de izquierda defienden la celebración de la Navidad

El primer ministro de Italia, Matteo Renzi, tuvo que intervenir después de que la fiesta de Navidad, que se hará en el instituto Garofani de Rozzano fuera cancelada por su director tras los atentados en París. "Si pensaba favorecer la integración y la convivencia de este modo, se ha equivocado profundamente. El debate y el diálogo no quiere decir ahogar las identidades en un políticamente correcto indistinto e insípido. Italia entera, laicos y cristianos, no renunciará nunca a la Navidad", afirmó Renzi.

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Religión en Libertad.

QUISIERON REEMPLAZARLA PARA NO PROVOCAR A MUSULMANES.

El primer ministro de Italia, Matteo Renzi, tuvo que intervenir después de que la fiesta de Navidad, que se hará en el instituto Garofani de Rozzano fuera cancelada, luego de que su director Marco Parma consideró que tras  los atentados de París podía ser "una provocación peligrosa". Padres y alumnos firmaron una carta en la que condenaban que «se elimine de los jóvenes sus certezas de identidad cultural». De los mil estudiantes que acuden al instituto, el 80% son italianos y el 20% extranjeros, en su mayoría de familias musulmanas.

"La Navidad es mucho más importante que un director de instituto en busca de provocaciones. Si pensaba favorecer la integración y la convivencia de este modo, se ha equivocado profundamente. El debate y el diálogo no quiere decir ahogar las identidades en un políticamente correcto indistinto e insípido. Italia entera, laicos y cristianos, no renunciará nunca a la Navidad", afirmó Renzi, frente a las protestas suscitadas, dado que en el lugar del tradicional concierto de Navidad con un coro que habría cantado 'Jingle Bells' o 'Tú bajas de las estrellas', villancicos de origen italiano, el director Parma había organizado la Fiesta de Invierno el 21 de enero, sin canciones ni símbolos. Tras las palabras del primer ministro, Parma renunció a su cargo.

Pese a ello, hubo una fuerte reacción, casi unánime, por parte de fuerzas políticas y de analistas. Vittorio Feltri, famoso comentarista del Giornale, periódico de la familia Berlusconi del que fue director mostró su malestar. "Yo, laico, odiaba los Belenes, pero ahora, ojo, que nadie me los toque. Esta historia de la escuela italiana que se somete a la arrogancia islámica y renuncia a las tradiciones cristianas para no ofender a los sentimientos de los musulmanes inmigrantes, provoca en mi urticaria, obligándome a la rebelión. No soporto que nos impongan el cambiar de costumbres", aseveró Feltri. En muy parecidos términos se expresa otro célebre periodista de La Repubblica, Michele Serra, de centro izquierda, afirmó que corresponde a los musulmanes dar prueba de su adaptación a la convivencia y respeto recíproco. "Es un test, el de la tolerancia, que corresponde a esa comunidad musulmana superar, no al resto de la sociedad italiana facilitar. Si un musulmán lo recibo en mi casa, no le ofrezco vino y carne de cerdo, pero ciertamente no escondo las botellas y los embutidos. ¿Cómo puedo respetarlo, si no tengo respeto por mi mismo?", cuestionó.