Presidente de la Conferencia Episcopal de Francia: «El mal no tiene la última palabra»

El arzobispo de Marsella y presidente de la Conferencia Episcopal de Francia, Georges Pontier, afirmó que "el mal no tiene la última palabra", tras el atentado del Estado Islámico e informó que acompañarán con oraciones los tres días de duelo que declaró el gobierno del Presidente François Hollande. En numerosas parroquias de las diócesis del país realizaron Misas por las víctimas de ataque perpetrado por el Estado Islámico. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa y Forum Libertas.

CELEBRARON MISA EN NOTRE DAME POR LAS VÍCTIMAS DEL ATENTADO.

Misa presidida por el cardenal André Vingt-Trois en la Catedral de Notre Dame.

El arzobispo de Marsella y presidente de la Conferencia Episcopal de Francia (CEF), Georges Pontier, afirmó que "el mal no tiene la última palabra", tras el atentado del Estado Islámico, el 13 de noviembre pasado, en la capital francesa, a través de un comunicado en el que manifestó su dolor por las más de 120 víctimas y más de 300 heridos.

"Mis pensamientos y mis oraciones están con las víctimas, con sus familiares, con las fuerzas del orden, la seguridad y nuestros gobernantes, sobre quienes pesa una gran responsabilidad. En estas horas difíciles depositamos en ellos nuestra confianza. Nosotros sabemos que el mal no tiene la última palabra", aseguró Pontier. La CEF informó que acompañará con oraciones los tres días de duelo que declaró el gobierno del Presidente François Hollande, tras los ataques más graves de la historia de Francia desde la Segunda Guerra Mundial. En numerosas parroquias de las diócesis del país se realizaron Misas por las víctimas del atentado.

El cardenal y arzobispo de París, André Vingt- Trois, presidió una Misa en la Catedral de Notre Dame, el 15 de noviembre, a la que a la que asistió la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, el ex primer ministro Fillon, y los presidentes del Senado y de la Asamblea Nacional. Las campanas del templo sonaron durante quince 15 en los que la plaza de Notre Dame estaba llena de gente que se acercó a dar aliento a los familiares de las víctimas. En su homilía el arzobispo cuestionó cómo chicos nacidos y educados en Francia podían terminar atrapados en la mentira de una religión que reivindica la muerte.