Francisco: «Una familia en cuya mesa no se habla sino que se ve la televisión o el celular es poco familiar»

El Pontífice sostuvo que la convivencia familiar es "un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en la familia hay algo que no está bien, o alguna herida escondida, en la mesa se entiende enseguida". "Una familia que no come casi nunca juntos, o en cuya mesa no se habla pero se ve la televisión, o el móvil, es una familia poco familiar. El Señor Jesús enseñaba frecuentemente en la mesa, y representaba algunas veces el reino de Dios como un banquete festivo", afirmó el Papa.  

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.

"PARTICIPANDO EN LA EUCARISTÍA SE FORTALECE".

Francisco afirmó que en "una familia en cuya mesa no se habla sino que se ve la televisión o el celular es poco familiar", y ratificó que al participar de la Eucaristía esta se fortalece, al reflexionar sobre la convivencia familiar y la relación que toda familia debe tener en el hogar, principalmente alrededor de la mesa doméstica, durante la audiencia general de los miércoles, el 11 de octubre.

"La convivencia es un termómetro seguro para medir la salud de las relaciones: si en la familia hay algo que no está bien, o alguna herida escondida, en la mesa se entiende enseguida. Una familia que no come casi nunca juntos, o en cuya mesa no se habla pero se ve la televisión, o el móvil, es una familia poco familiar. El Señor Jesús enseñaba frecuentemente en la mesa, y representaba algunas veces el reino de Dios como un banquete festivo. Jesús escogió la comida también para entregar a sus discípulos su testamento espiritual, condensado en el gesto memorial de su Sacrificio: donación de su Cuerpo y de su Sangre como Alimento y bebida de salvación, que nutren el amor verdadero y duradero", aseveró el Papa.

Desde esa perspectiva, aseguró que se puede sostener que la familia es "de casa a la Misa, propio porque lleva a la Eucaristía la propia experiencia de convivencia y la abre a la gracia de una convivencia universal, del amor de Dios por el mundo". "Participando en la Eucaristía, la familia es purificada de la tentación de cerrarse en sí misma, fortalecida en el amor y en la fidelidad, y prolonga los confines de su propia fraternidad según el corazón de Cristo. La Eucaristía y la familia nutridas por ella pueden vencer las cerrazones y construir puentes de acogida y de caridad", sostuvo. El Pontífice  reiteró que "la Eucaristía de una Iglesia de familias, capaces de restituir a la comunidad la levadura dinámica de la convivencia y de hospitalidad recíproca, es una ¡escuela de inclusión humana que no teme confrontaciones!".