Círculo Ánglico D: «Los sacerdotes deben alejarse de la terapia de pareja, y definirse claramente como guías espirituales»

Este grupo, al trabajar la segunda parte del texto de referencia, lamentó que "el 'Instrumentum Laboris' no define el matrimonio en ningún sitio. Éste es un defecto grave. Esto es causa de ambigüedad". También "se sorprendieron de que el texto no se centra en el valor de las familias que asisten juntas a la Eucaristía dominical".

Autor: VenL. / Fuente: VIS.

SI NO, "CORREN EL RIESGO DE CREAR PROBLEMAS LEGALES".

Arzobispo Chaput.

Los miembros del Círculo Ánglico D revisamos la ​​Sección II mucho más rápidamente que la Sección I. El material era más simple. El trabajo conjunto consistió en hacer comentarios y ofrecer modificaciones.

Respecto a la familia y la pedagogía divina, los miembros pensaron que las reflexiones del texto deben completarse con lecturas de la Escritura. Hicieron hincapié en que cuando escuchamos la palabra de Dios, tenemos que encontrarla en el contexto de la Iglesia, en la Sagrada Tradición y en el Magisterio de los obispos. En las diversas culturas de nuestro grupo de habla inglesa ya existen muchas costumbres de leer la Escritura. Algunas deberían ser incorporadas en el texto.

Varios miembros del grupo promovieron la Lectio Divina, incluso cuando se lee en un contexto interreligioso. Otros pensaban que el proceso de la Lectio Divina es demasiado complejo para la gente de hoy. Algunos obispos sintieron que debemos entender mejor la relación entre la novedad del sacramento cristiano del matrimonio y la estructura natural del matrimonio integrado en el plan de Dios desde el principio. El matrimonio natural de nuestros primeros padres tenía su propio orden de la gracia.

El Instrumentum Laboris no define el matrimonio en ningún sitio. Éste es un defecto grave. Esto es causa de ambigüedad en el texto. Para corregirlo, la mayoría de los obispos acordaron que el documento debería añadir la definición de matrimonio del Vaticano II, en Gaudium et Spes 48.

"Fundada por el Creador y en posesión de sus propias leyes, la íntima comunidad conyugal de vida y amor se establece sobre la alianza de los cónyuges, es decir, sobre su consentimiento personal e irrevocable. Así, del acto humano por el cual los esposos se dan y se reciben mutuamente, nace, aun ante la sociedad, una institución confirmada por la ley divina. Este vínculo sagrado, en atención al bien tanto de los esposos y de la prole como de la sociedad, no depende de la decisión humana. Pues es el mismo Dios el autor del matrimonio, al cual ha dotado con bienes y fines varios, todo lo cual es de suma importancia para la continuación del género humano, para el provecho personal de cada miembro de la familia y su suerte eterna, para la dignidad, estabilidad, paz y prosperidad de la misma familia y de toda la sociedad humana. Por su índole natural, la institución del matrimonio y el amor conyugal están ordenados por sí mismos a la procreación y a la educación de la prole, con las que se ciñen como con su corona propia. De esta manera, el marido y la mujer, que por el pacto conyugal ya no son dos, sino una sola carne (Mt 19,6), con la unión íntima de sus personas y actividades se ayudan y se sostienen mutuamente, adquieren conciencia de su unidad y la logran cada vez más plenamente.  Esta íntima unión, como mutua entrega de dos personas, lo mismo que el bien de los hijos, exigen plena fidelidad conyugal y urgen su indisoluble unidad". GS 48.

En su conjunto, el texto tiene muy buenas ideas sobre el matrimonio. Pero la doctrina católica sobre el mismo está diseminada por demasiados párrafos. Necesita expresarse de una manera más concisa y convincente. Una persona sugirió que podríamos mejorar la comprensión de la Escritura citada por el texto, adoptando una nueva perspectiva. Esa persona decía que estaba preocupada porque muchos de nosotros leíamos las Escrituras de una manera demasiado fundamentalista, y que podrían ser más fructíferas otras formas de interpretar la Escritura. Otros no estaban de acuerdo y afirmaban que la comprensión de la Escritura en el texto era la adecuada.

Algunos dijeron que el texto necesita ofrecer un concepto más positivo de “indisolubilidad”, en lugar de presentarlo como una carga. Otros vieron un peligro en las referencias a la doctrina católica como un “ideal” loable y digno de seguir, pero que no es práctico en la vida diaria. Afirman que este enfoque implica que sólo el “puro” podría vivir el Evangelio, pero no la gente común. Algunos hicieron hincapié en que debemos hablar siempre de virtudes, no sólo de valores. No son lo mismo.

En el material sobre el plan salvífico de Dios y la familia, el texto carece de citas al Libro de Tobías y al Cantar de los Cantares, que son vitales en la presentación bíblica del matrimonio. Hubo Obispos que expresaron su preocupación de que el documento parece presentar el divorcio mosaico como una de las etapas del plan de Dios; sin embargo, sabemos que el divorcio no es parte de la voluntad de Dios para la humanidad, sino una consecuencia del pecado original.

Varios de los pasajes confusos del documento se clarificaron tras realizar una mejor traducción del texto italiano. Varios obispos se centraron en la noción de 'semillas del Verbo' o 'semillas del Logos' en el mundo que nos rodea. En la tradición de la Iglesia, esta reflexión —que data de San Justino Mártir— siempre se ha centrado en cuestiones culturales, más que en la vida personal de la gente. El texto tiende a considerar las relaciones irregulares de pareja como incluidas de alguna manera en las 'semillas del Verbo'. Algunos obispos sintieron que esto era inapropiado y engañoso.

Se dieron algunas discusiones sobre el significado de los 'matrimonios arreglados', allá donde esta práctica es aún común. Tales matrimonios son vistos a veces como carentes del acuerdo de las personas que se casan. Pero lo que en la práctica significan con frecuencia es que las familias enteras se involucran en todo el proceso del matrimonio y de la vida familiar. Diversas culturas creen que “las familias se casan entre sí”; no son sólo los individuos los que formulan sus promesas matrimoniales. Algunos obispos lo vieron como un concepto rico que debe apreciarse mejor.

Varios obispos cuestionaron el uso de la expresión 'El Evangelio de la familia'. ¿Qué significa realmente? El texto no ofrece respuestas. La expresión proviene de la Carta de San Juan Pablo II a las Familias de 1994, número 23.

Respecto al nº 48 del texto, surgieron discusiones sobre las diversas formas de testimonio que las familias pueden dar en la vivencia de su comunión como Iglesia doméstica. Junto con los que aparecen en el documento, se sugirieron los siguientes:

  • El testimonio de la santidad en la oración.
  • El testimonio de no ser autorreferencial.
  • El testimonio de ser sensibles a las cuestiones ambientales.
  • El testimonio de simplemente vivir juntos en la caridad, en común, la vida cotidiana.

Hubo obispos que consideraron que estas acciones deben ser vistas como frutos del bautismo y de la confirmación.

Algunos en nuestro grupo hablaron sobre la necesidad de que el texto ofrezca devociones que ayuden a mejorar y expresar tanto la vida familiar como su espiritualidad. El Rosario fue central en la discusión; así como la importancia de que los padres lean las Escrituras a los niños, y que los hermanos lean juntos las Escrituras. Los obispos destacaron el valor de las familias que asisten juntos a la Eucaristía dominical y a otras celebraciones litúrgicas, y se sorprendieron de que el texto no se centrara en ello con más detalle. Algunos sugirieron que las diversas prácticas de piedad popular sean enumeradas como expresiones concretas de las devociones familiares.

Varios obispos señalaron la importancia de las mujeres en la vida de la Iglesia y la necesidad de prestar más atención a darles roles de liderazgo adecuados. Algunos consideraron que el documento debería ser más sensible a las mujeres maltratadas por sus maridos o dentro de sus familias, y que llevan por tanto cargas adicionales. Una persona sintió que, para las personas en circunstancias dolorosas, a veces es difícil ver las familias ejemplares como algo positivo. Las familias ejemplares pueden intimidarles, en lugar de ayudarles a ver la posibilidad de vivir ellos mismos de esa manera.

Hubo obispos que dijeron que el texto debe presentar razones canónicas para la separación de los cónyuges y razones para buscar una anulación. Tenemos que ser realistas acerca de los problemas maritales en vez de simplemente animar a la gente a permanecer juntos. Una vez más, la violencia contra la mujer fue parte clave de la discusión.

Uno de los obispos hizo hincapié en que los sacerdotes no están capacitados para ser consejeros matrimoniales. Si se presentan como tales, corren el riesgo de crear problemas legales en sus Iglesias locales. Los sacerdotes deben alejarse de la terapia de pareja y en su lugar definirse claramente como guías espirituales.

Sobre la cuestión de por qué los jóvenes temen casarse, muchos obispos observaron que los jóvenes tienen miedo de fracasar en cualquier área de la vida. La pastoral juvenil en las parroquias y diócesis debe ayudar a las parejas jóvenes a comprender el valor del matrimonio. Tenemos que centrarnos en la exhortación del Papa Juan Pablo II a no tener miedo y ser conscientes de que, en el Evangelio, Jesús se hizo cargo de una joven pareja casada cuya celebración del matrimonio estaba a punto de quedarse sin vino. El Señor siempre se hará cargo de las parejas jóvenes que confían en Él en su camino.

El Círculo D aceptó este informe por unanimidad. Nuestro grupo se caracteriza por una gran diversidad y por tanto hay muchas perspectivas diferentes: 29 personas, 21 de ellas obispos, procedentes de 20 países. Los obispos hicieron muchas sugerencias de cambios en el texto. Las presentarán más adelante en los diferentes modi.

Traducido al castellano por David Saiz.