Círculo Ánglico A: «La familia descubre su vocación dentro de la llamada universal a la santidad»

Este grupo, cuyo moderador es el cardenal Pell, estudió la segunda parte del 'Instrumentum Laboris', y señaló que "en el núcleo de la familia están el acto original de la creación, la redención por Jesucristo y la orientación a la vida eterna", y que "el interés principal es la claridad de las explicaciones fundadas en la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia".

Autor: VenL. / Fuente: VIS.

DESTACARON IMPORTANCIA DE "LA ORACIÓN DENTRO DE CADA FAMILIA".

Arzobispo Kurtz.

En Jesús, el cumplimiento de la revelación de Dios, la familia descubre su vocación dentro de la llamada universal a la santidad. Para el discípulo de Jesús, toda vocación llama a la persona y a la comunidad en dos dimensiones distintas y complementarias. Estamos llamados a la comunión y para la misión. Vemos esto en la llamada de los Doce Apóstoles. Están llamados a ser amigos de Jesús y son enviados a predicar. Lo mismo puede decirse de aquellos discípulos que son llamados a la vida familiar. Nuestro grupo se refleja en este don y vocación, y en la oración y discernimiento como medios para fomentarla.

Mientras que el sentido de la palabra 'vocación' es evidente cuando se aplica al sacerdocio, se necesita más claridad cuando hablamos de la frase "la vocación a la vida matrimonial". Tenemos que reconocer que la propia familia también tiene una vocación. Visto a través de la lente de la Sagrada Familia de Nazaret, el texto se beneficiaría con un uso más abundante de la Sagrada Escritura, especialmente los capítulos 1 y 2 de San Lucas, así como ejemplos del Antiguo Testamento. Muchas parejas del Antiguo Testamento, como las del libro de Tobías, respondieron muy bien a la vocación al matrimonio y la vida familiar.

La visión de la Iglesia de la vocación de la familia capta la belleza del don de sí del amor de Dios. Se ha prestado especial atención a la localización de una base teológica sólida para la pedagogía divina, que fluye de la efusión de amor de la Trinidad. En el núcleo de la familia están el acto original de la creación, la redención por Jesucristo y la orientación a la vida eterna. La prioridad de la escucha de la Palabra de Dios y de seguir a Jesús abre la buena noticia para la familia, lo que conduce a una vida de alegría, así como a una conversión cada vez más profunda del egoísmo y el pecado.

La identidad bautismal de todo cristiano madura en el semillero de la familia, que a menudo es la primera y principal evangelizadora en el que uno discierne la vocación a un estado en particular en la vida. En este Año de la Vida Consagrada, damos gracias especialmente por el don de hombres y mujeres para la vida religiosa y sus familias.

El documento final se beneficiaría con una consideración de “mejores prácticas” que mostraran a las familias cómo vivir más plena y fielmente su vocación. En el corazón de estas “mejores prácticas” está la recepción de la Palabra de Dios en la familia. Hacemos mención especial de los grandes avances dentro de la Iglesia en los últimos 50 años, en los que el estudio y la reflexión sobre la Sagrada Escritura se han integrado en la vida de las familias. Si bien aún queda mucho por hacer, tal progreso necesita ser reconocido. Estas “mejores prácticas” también deben incluir la catequesis adecuada y la oración y la adoración, incluyendo la oración dentro de cada familia. Tal invitación debería exhortar sabia y explícitamente al uso de oraciones y rituales para-litúrgicos dentro del entorno de la familia.

También abordamos cuestiones relacionadas con la metodología. En el pasado, el Santo Padre a menudo utilizaba textos definitivos aprobados como base para una Exhortación Apostólica y nos habló de la fecundidad de este enfoque. Sin embargo, somos conscientes de las limitaciones de un documento que será aprobado a la conclusión de este Sínodo. Aunque se debe hacer todo lo posible para proporcionar un lenguaje ágil y atractivo, el interés principal es la claridad de las explicaciones fundadas en la enseñanza de la Iglesia sobre el matrimonio y la familia.

Con los ojos fijos en Jesús, damos gracias por la vocación de la familia, una llamada a la comunión con Él y con los demás y un llamamiento a la misión en el mundo.

 

Traducido al castellano por David Saiz.