Cardenal Urosa: «El secularismo promueve una concepción light del pecado, como si ya no existiera el pecado mortal»
El arzobispo de Caracas, Venezuela, Jorge Urosa, aseveró que el secularismo "nos contamina, y por eso sufrimos la tentación de amoldarnos al mundo, y de asumir las circunstancias históricas como elementos normativos al igual que la Palabra de Dios", y actualmente "un grave desafío que afecta hoy a la familia, que arremete contra lo religioso y, sobre todo, contra el cristianismo".
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.
"GOLPEA A LA FAMILIA Y DEBILITA AL CRISTIANO".
El cardenal y arzobispo de Caracas, Venezuela, Jorge Urosa, aseveró que "el secularismo promueve una concepción 'light' del pecado, como si ya no existiera el pecado mortal", durante su intervención en el Sínodo de la Familia, que se realiza en Roma, hasta el 25 de octubre. Sostuvo que el secularismo, esa la tendencia a sacar a Dios de la vida de la humanidad, es "un grave desafío que afecta hoy a la familia, que arremete contra lo religioso y, sobre todo, contra el cristianismo".
"El secularismo es muy fuerte, nos contamina, y por eso sufrimos la tentación de amoldarnos al mundo, y de asumir las circunstancias históricas como elementos normativos al igual que la Palabra de Dios. Afecta la vida de fe, golpea a la familia y debilita al cristiano en la lucha contra el mal. Elimina el concepto de pecado, o promueve una concepción light del mismo, como si ya no existiera el pecado mortal, que enfrenta al hombre con Dios", lamentó Urosa, quién afirmó que "el culto a la libertad como algo absoluto, sin referencia a la verdad; y la idolatría de lo sexual en el mundo de hoy" son otros desafíos que afectan a la Iglesia y la familia.
Frente a ello, el prelado propuso promover "nuestra decidida renovación espiritual, personal y eclesial, y la vivencia de la fe de la comunidad con testimonio de santidad"; rechazar el secularismo y la revalorización de la grandeza de lo religioso, de la Palabra y del amor misericordioso de Dios, y de las enseñanzas morales de la Iglesia; promover una pastoral "más viva y activa que ilumine con la sana doctrina y alimente con la piedad y la religiosidad las fuerzas que necesitamos para fortalecer la familia y vencer al espíritu del mundo"; y reavivar la "llama del ardor misionero que pedían San Juan Pablo II, Benedicto XVI y ahora Francisco".