Francisco: «La cruz nos indica una forma distinta de medir el éxito»
El Papa exhortó a los sacerdotes, religiosos y religiosas a vivir su vocación con alegría, rechazar la espiritualidad mundana, evitar que se apague el espíritu de generosidad y reconoció los sacrificios cotidianos que realizan en los diversos campos de su apostolado, durante la homilía en el rezo de las Vísperas, en la Catedral de San Patricio.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: ACI Prensa.
A SACERDOTES Y CONSAGRADOS EN NUEVA YORK.
Francisco aseguró a sacerdotes y consagrados en Nueva York que "la cruz nos indica una forma distinta de medir el éxito", durante la homilía en el rezo de las Vísperas, en la Catedral de San Patricio, de estilo neogótico más grande de Norteamérica, el 24 de septiembre. Exhortó a los sacerdotes, religiosos y religiosas a vivir su vocación con alegría, rechazar la espiritualidad mundana, evitar que se apague el espíritu de generosidad y reconoció los sacrificios cotidianos que realizan en los diversos campos de su apostolado.
"Esta tarde, queridos hermanos y hermanas, he venido a rezar con ustedes,sacerdotes, consagrados, consagradas, para que nuestra vocación siga construyendo el gran edificio del Reino de Dios en este País. Sé que ustedes, como cuerpo presbiteral, junto con el Pueblo de Dios, recientemente han sufrido mucho a causa de la vergüenza provocada por tantos hermanos que han herido y escandalizado a la Iglesia en sus hijos más indefensos. Los acompaño en este tiempo de dolor y dificultad, así como agradezco a Dios el servicio que realizan acompañando al Pueblo de Dios. Se nos ha confiado una gran responsabilidad y justamente por ello el Pueblo de Dios espera de nosotros una correspondencia. Pero el verdadero valor de nuestro apostolado se mide por el que tiene a los ojos de Dios. Ver y valorar las cosas desde la perspectiva de Dios exige que volvamos constantemente al comienzo de nuestra vocación y exige una gran humildad. La cruz nos indica una forma distinta de medir el éxito: a nosotros nos corresponde sembrar, y Dios ve los frutos de nuestras fatigas. Si alguna vez nos pareciera que nuestros esfuerzos y trabajos se desmoronan y no dan fruto, tenemos que recordar que nosotros seguimos a Jesucristo, cuya vida, humanamente hablando, acabó en un fracaso: en el fracaso de la cruz", afirmó.
El Pontífice aseguró que la gratitud y laboriosidad son los dos pilares de la vida espiritual. En su discurso destacó la labor de muchos los sacerdotes y consagrados que trabajaron en el campo de la educación y tuvieron un papel fundamental al ayudar a los padres en la educación de sus hijos. Recordó de modo especial a Santa Isabel Ana Seton, cofundadora de la primera escuela católica gratuita para niñas en los Estados Unidos y a San Juan Neumann, fundador del primer sistema de educación católica en el País.