Universidad católica en Estados Unidos afirma que no acatará mandato antinatalista impuesto por el Gobierno
La universidad Thomas Aquinas College de Santa Paula, California, aseguró no cederá frente al mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos que obliga a empleadores la inclusión de fármacos abortivos, esterilización y anticoncepción en los planes de salud de los empleados. "Seriamente las instituciones católicas de educación superior tienen un deber de profesar y vivir las enseñanzas morales de la Iglesia Católica", afirmó el director Michael F. McLean.
Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Gaudium Press.
A PESAR DE GRAVES MULTAS QUE TENDRÁ QUE PAGAR.
La universidad católica Thomas Aquinas College de Santa Paula, California, aseguró continuará objetando y no cederá frente al mandato del Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos que obliga a los empleadores a incluir fármacos abortivos, esterilización y anticoncepción en los planes de salud de los empleados.
Los abogados de la institución enviaron un comunicado a la Corte Suprema de Estados Unidos en la que solicitan que el tribunal evalúe el caso, tras exponer los argumentos sobre la identidad, misión católica y cómo el mandato violenta sus principios y valores. El establecimiento católico afirmó que finalmente va pagar las costosas multas que contraería por su rotunda negativa a admitir la norma antinatalista, que tiene previsto un régimen especial de sanciones elevadas a quienes objetan esta obligación y solamente incluye excepciones para pocos empleadores religiosos.
"Seriamente las instituciones católicas de educación superior tienen un deber de profesar y vivir las enseñanzas morales de la Iglesia Católica. Esto es de forma que puedan dar testimonio a aquellos a quienes están educando y a quienes apoyan su trabajo de la verdad de la fe y de su convicción de que vivir la fe es el camino hacia la felicidad la plenitud humanas", afirmó el doctor y director de la universidad, Michael F. McLean. Asimismo, denunció que la cultura actual podría calificarse como post cristiana o incluso anticristiana, "donde los poderes del gobierno están puestos al servicio de doctrinas y prácticas que son antítesis de la vida católica".