Asaltan brutalmente a monjas de Berazategui después de haber recibido caridad de ellas

Las monjas italianas Gianpaula de 78 años y Juliana de 76, pertenecientes a la congregación de Las Hermanas Doroteas de Cemmo, fueron salvajemente golpeadas y asaltadas por dos jóvenes en su casa contigua a una parroquia en la localidad de Berazategui. Dos semanas atrás, uno de los asaltantes recibió caridad de las religiosas, que le dieron plata y comida, cuando recurrió a la iglesia para pedir ayuda al decir que él y su familia habían perdido todo con la inundación reciente. 

Autor: Jennifer Almendras. / Fuente: Clarín.

"ESTABA PREPARADA PARA MORIR".

La parroquia en la localidad bonaerense de Berazategui donde trabajan las religiosas.

Dos monjas italianas de la congregación de Las Hermanas Doroteas de Cemmo fueron salvajemente golpeadas y asaltadas por dos jóvenes que las religiosas ancianas dejaron ingresar, porque conocían a uno de ellos, a su casa contigua de la Parroquia Nuestra Señora de Itatí de la bonaerense localidad de Berazategui, Buenos Aires, el 27 de agosto pasado. Dos semanas atrás, uno de los asaltantes recibió caridad de las hermanas Gianpaula de 78 años y Juliana de 76, que le dieron plata y comida, cuando recurrió a la iglesia para pedir ayuda.

"No me entra en la cabeza cómo gente a la que le dimos cariño nos pudo hacer una cosa así. Estoy muy triste", sostuvo Gianpaula, quien decide hablar porque la hermana Juliana se encontraba muy dolorida por los golpes. Gianpaula relató que semanas atrás un matrimonio con cuatro nenes se acercó a la iglesia para pedir asistencia. Les contaron a las monjas que habían perdido todo con la inundación reciente. "Le dimos ropa y colchones. Fuimos a la casa y vimos que en esas condiciones no podían vivir. Nos contaron que se querían ir a Corrientes, pero que necesitaban 1.000 pesos para el viaje", recordó. Frente a esa situación, las monjas le ofrecieron un trabajo temporal al padre de los nenes, al que le pagaron 1.400 pesos por una labor de albañilería. Una semana después este hombre volvió con un cómplice de 16 años a las 20 horas para decirle que necesitaban ropa; ella desconfió porque no era hora para ir a pedir, pero decidió abrirles y casi las mata. "Los hice pasar al patio de la parroquia. Cuando me di vuelta, sentí un fuerte golpe en la cabeza. Fue como un rayo que me hizo ver las estrellas. Cuando estaba tirada en el piso, empezaron a apretarme el cuello. Yo les mordí los dedos para defenderme. El más grande me sacó las llaves y se fue. Yo quedé con el chico, que me puso contra la pared y me apoyó el arma en la cabeza. Todo el tiempo me decía que me iba a matar. Me gatilló, pero la bala no salió. Estaba preparada para morir. Estaba segura de que nos iban a matar porque los conocíamos", sostuvo Gianpaula.

La hermana Juliana escuchó ruidos extraños y se asustó. Cuando salió para ver qué pasaba, se encontró con el joven que había ayudado, que había abierto la iglesia. El asaltante la golpeó y la maniató; también intentó ahorcarla, pero se detuvo cuando la monja se desmayó. Les robaron objetos personales y donaciones recolectadas. Las salvó un sacerdote que llegó al lugar porque había arreglado para cenar con ellas. Al notar que no lo atendían, empezó a gritar. Los ladrones lo escucharon y decidieron escapar. Las monjas fueron trasladadas al hospital Evita Pueblo donde les hicieron estudios para evaluar las consecuencias de los golpes. Finalmente, cerca de las 4 de la madrugada, pudieron regresar a su casa. "Nos esperaba media parroquia en la puerta", aseguró Gianpaula, que trabaja en la comunidad desde 1971. Mientras intenta recuperarse, lo que más le preocupa es recuperar su computadora. "Tengo guardado el trabajo de los últimos 15 años, tanto de la iglesia como de la congregación. Es fácil encontrar a los ladrones: acá en el barrio los conoce todo el mundo", lamentó la religiosa.